Son Diurno, escibe José Lezama Lima; «Ahora que ya tu calidad es ardiente y dura,/ como el órgano que se rpdea de un fuego/ húmedo y redondo hasta el amanecer/ y hasta un ancho volumen de fuego respetado:/ Ahora que tu voz bo es la importuna caricia/ que presume o desordena la fijeza de un estío/ reclinado en la hoja breve y difícil/ o en un sueño que la memoria feliz/ combaba exactamente en sus recuerdos,/
en sus última playas desoídas.»